Maneras de conseguir financiación para tu proyecto emprendedor

Empezar un proyecto emprendedor no es cosa fácil. Muchos son los motivos de esta dificultad, pero el dinero, en todo caso, no es el menor de ellos. En mayor o menor grado, dependemos del capital que podamos “levantar” (esta es una traducción terrible que cada vez se usa más para decir “conseguir”, proviene del inglés “to raise”). Y esa dependencia se vuelve más determinante cuando no controlamos más que unos pocos canales a través de los cuales conseguir ese capital necesario. Precisamente por eso hemos querido recopilar en dos artículos 20 maneras diferentes bien de conseguir dinero, bien de evitar tener que gastárselo en cosas que pueden conseguirse por otros medios.

Autofinanciación

Esta, sin duda, debe ser la primera. Y debe serlo por diversas razones. En primer lugar porque es el dinero que, en realidad, tenemos más a mano. Si tenemos unos ahorros, ahí están, podemos invertirlos en nuestro proyecto. Pero es que, en segundo lugar, si pretendemos convencer a cualquier otro posible inversor de poner su dinero en él, como no hayamos puesto nosotros una parte no va a confiar en nosotros. Es como si no hubiéramos puesto el cuello en el intento y, encima, pretendiéramos que otros lo pusieran por nosotros.

Aceptar otros cofundadores

Pese a la reticencia inicial de aceptar a otros en el trayecto que justo empezamos, hay mucho que ganar en este movimiento. Es cierto que puede darnos la sensación de estar cediendo parte del pastel, del mérito, de la idea, incluso del crédito y fama que el mismo pueda reportarnos. Pero, en realidad, aceptar a otros cofundadores nos conseguirá lo siguiente: mayor capacidad de trabajo, más riqueza creativa y analítica, diversificación de las habilidades necesarias, repartición de la responsabilidad, posibilidad de multiplicar el esfuerzo, apoyo moral y emocional (mucho más importante de lo que parece), etc. Ah, y capital, claro. Así que desechemos temores y, no sin un análisis concienzudo de qué perfil de cofundador puede sernos realmente útil y potenciador, ampliemos horizontes.

Vender parte de la compañía

Sí, claro, también esta vía de capitalización puede hacerte perder parte del control de tu organización. Pero es indudable que hay gente dispuesta a embarcarse en tu aventura a cambio de una generosa aportación de capital. Pensemos detalladamente cuáles son nuestras condiciones de mínimos y máximos y busquemos a quién quiera adaptarse.

Las tres Fs: Friends, Fools & Family

¿A quién mejor que pedirle capital que a un familiar? O a un amigo. O a cualquier persona cercana a la que, en confianza, se le pueda pedir un apoyo económico. ¿A cambio de qué? Pues de una pequeña parte de la compañía, claro. Pero dada la confianza su motivación no es hacerse ricos ni sacarle rendimiento a su capital, así que es muy probable que lo cedan a cambio de casi nada, tan solo por verle a usted feliz, avanzando en su proyecto. Son pequeñas cantidades de dinero, pero en etapas muy tempranas del proceso de creación de una organización pueden ser la semilla que nos lleve a estadios superiores.

Sweat equity

Me niego a traducir el término, que ya suena bastante mal en su original inglés. Pero sí le diré lo que significa: trabajar a cambio de una parte de la compañía, en vez de a cambio de dinero. ¿Y para qué nos puede ser útil? Pues para esas ocasiones en las que necesitamos un servicio determinado que no podemos pagar por falta de capital pero por el que podemos estar dispuestos a ceder una parte de los derechos de la compañía. Un ejemplo: quiere montar una página web bien espectacular para estar presente y atraer clientes sin gran esfuerzo, pero no tiene dinero para pagar a un diseñador web. ¿La solución? Sweat equity. El diseñador le monta la web y usted, a cambio, le cede un pequeño porcentaje de la empresa. Todos ganan.

Crédito bancario

Indudablemente, los bancos siempre están ahí. El problema con los bancos es tan solo uno: hay que devolver el dinero que nos han prestado más un interés nada modesto. Es relativamente fácil de conseguir (con un aval es suficiente) aunque requiere tener muy clara la capacidad de multiplicar ese dinero de manera rápida para poder devolverlo con creces. Por decirlo claro, el capital aportado a través de créditos debe estar destinado a cambios en la compañía que generen, de manera francamente inmediata, ingresos con los que hacer frente a los pagos.

Cuidado, en todo caso, con ellos. Un error de cálculo al respecto de lo anterior y nos podemos meter en un buen embrollo, presos de los acuciantes plazos, del que la única vía de escape puede ser el pedir otro crédito que no tenga más motivo que el poder pagar el primero. Y así ad aeternum, abocándonos al temible efecto “bola de nieve” del que es extremadamente difícil salir.

Microcréditos

Una opción mucho más segura son los microcréditos, es decir aquellos préstamos de monto reducido que nos pueden permitir cierta movilidad sin entrar en riesgos mayores. Hay bancos que los conceden, pero a menudo se trata de organizaciones intermediarias o estatales que hacen un trabajo de activación del tejido empresarial o social ofreciendo estos créditos con condiciones muy poco exigentes.

Línea de crédito de la tarjeta de crédito

Por defecto, las tarjetas de crédito ya llevan un plazo de pago diferido de unos días: usted paga algo hoy con la tarjeta y no tiene que tener el dinero disponible hasta el inicio del mes siguiente, y sin pago de comisiones por el servicio. Esto nos da un cierto juego y flexibilidad a la hora de afrontar pagos. Pero es que, además, siempre existe la posibilidad de negociar con el banco que esa línea de crédito se amplíe, ya sea en tamaño (aumentando el límite de crédito máximo permitido), ya sea en tiempo (aumentando el plazo, pasándolo a dos meses, a tres, etc.). El banco, muy probablemente, no tendrá ningún problema en hacerlo si ya conoce a su empresa (es del barrio o ya viene trabajando con ellos desde hace un tiempo y nunca ha incurrido en penalizaciones o retrasos en los pagos).

Unirse a una incubadora

Las administraciones públicas, en su empeño por incentivar y facilitar el tejido emprendedor, ponen a disposición de los emprendedores una serie de servicios que van desde el necesario asesoramiento hasta la cesión de un espacio de trabajo compartido, pasando incluso a veces por el préstamo de capital con condiciones muy favorables. Muy orientado a organizaciones que justo están empezando, las incubadoras les permiten una serie de facilidades que nadie más les va a dar hasta que no hayan podido demostrar su verdadero potencial. Así pues, en estadios muy iniciales de actividad, cuando las organizaciones todavía están poniendo los cimientos, las incubadoras son un elemento muy a tener en cuenta para conseguir la necesaria calma sobre la que edificar la compañía. Por si todo esto fuera poco, la posibilidad de compartir espacio con otras organizaciones que se están gestando genera no pocas dinámicas interesantes entre ellas.

Unirse a una aceleradora

Un poco más adelante en el proceso de montar nuestra organización, cuando nuestra actividad diaria ya incluye ofrecer el servicio o vender nuestro producto, es cuando podemos dar el salto y acceder a las aceleradoras, que no dejan de ser incubadoras pero en este caso privadas. Todos los servicios de las incubadoras se pueden encontrar aquí, pero en este caso, a la vez que la exigencia es mayor (son mucho más rigurosos en la aceptación de organizaciones que acelerar, pueden cobrar tarifas de alquiler de servicios o espacios) los beneficios también lo son, puesto que suelen contar con un buen arsenal de expertos, de antiguos emprendedores o de empresarios que prestan ayuda incalculable a las recién nacidas organizaciones, en forma de asesoramiento.

Continuará…

En el próximo artículo revisaremos todavía 10 maneras más de financiarse, algunas de bien originales y a menudo olvidadas por los emprendedores/as.

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